Perderse en la dirección correcta




El ser humano es el único animal que es capaz de perderse varias veces en la dirección correcta, superando ampliamente las dos veces que tropezamos en la misma piedra...

Mientras escribo me paro a pensar el número de veces que he tropezado en la misma piedra, y repetidamente sale el número dos. Sin embargo, si hacéis el ejercicio no os llegan los dedos de los dos manos para contar el número de veces que os habéis perdido mientras circulabais en la dirección correcta... estamos acostumbrados y nos gusta tanto que hasta nos sucede con el GPS del coche activado. Mientras una voz de IA, procedente del metaverso, te dice:

"- En la siguiente rotonda, tome la segunda salida"

Vas tú o tu copiloto e insistentemente te dice:

"- Por ahí no, por ahí no es, por ahí no es... es en la siguiente".

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La confusión en ese momento llega a tal punto, que las consecuencias en el mejor de los casos sólo nos retrasa unos cuantos minutos sobre la hora que marcaba la pantalla. En otras ocasiones la cosa puede llegar a complicarse más de la cuenta. Este tipo de situaciones suelen terminar con un "es que estos cacharros siempre se equivocan... De verdad que lo más me gusta del ser humano es que somos especialistas en explicar muy bien porque hacemos las cosas mal.

¿Pero por qué nos perdemos cuando vamos en la dirección correcta?

Ya sabéis que no soy devoto de la cofradía de las verdades absolutas, así que, no creo que exista una única razón. Seguramente podamos enumerar unas cuantas:

  • Falta de confianza en uno mismo
  • Exceso de optimismo
  • Inexistencia de pensamiento crítico
  • ...

Cuando los proyectos son mancomunados el campo se puede ampliar:

  • Falta de compromiso en el proyecto de alguno o de varios
  • No existe una visión compartida
  • Prioridades divergentes.
  • ...
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El resultado final en estas ocasiones ya es conocido a priori. Recuerdo lo que decía Manolo "o Faxán" ,cuando me llevaba con él y con la "Faxana" por toda Galicia y norte de España, animando a la trainera del Clube de Remo de Cabo da Cruz. "Meu fillo, pola forma de colle-lo remo, xa se sabe quen vai gañar hoxe a regata", una forma en Galicia de decir que muchas veces las cosas ya se ven venir a lo lejos.

Mi código deontológico me impide desvelar el penitente que me realizó esta pregunta, mejor me dijo que era un buen título para una "pildoriña", enseguida le dije que eso daba para mucho más, pero desde un principio tuve claro cuál era el factor que más pesa cuando nos perdemos si vamos en la dirección correcta.

A lo largo de unos cuantos años en el mundo del emprendimiento a todos se nos han ocurrido unos cuantos proyectos que bien se podrían clasificar en diferentes tipos de ideas:

  1. Ideas de bombero
  2. Ideas improvisadas
  3. Ideas a madurar
  4. Ideas con potencial

De esas ideas nacen proyectos y en alguna ocasión, incluso, esos proyectos se acaban convirtiendo en empresas. Pero antes de eso pasan por diferentes fases:

  • Plan Estratégico
  • Plan de Negocio
  • Plan de Inversiones
  • Plan de Marketing
  • ...

Se mantienen innumerables reuniones sobre rentabilidad del proyecto, posibles socios, instalaciones...

En el Plan Estratégico siempre hacemos lo mismo, primero definimos la Misión y la Visión y después copiamos de internet los Valores. Cuando los valores deberían ser lo primero que habría que definir, deben ser el faro que nos guía a la hora de tomar las decisiones o vetar ciertas conductas... en la empresa como en la vida no es un todo vale.

Los valores nos hacen creen en lo que hacemos y reflejan la filosofía e identidad de la organización y las personas que la conforman. Sobra decir, que no existe cultura organizacional si los valores no están perfectamente claros y alineados dentro de la compañía.

Que levante la mano aquella persona que en una entrevista de trabajo lo primero que le preguntasen fuese si conocías los valores de la empresa, o mismamente con qué valores te identificabas como persona.

En ese mismo sentido, que levante la mano aquel emprendedor que en una reunión ante un inversor, socio, banco... lo primero que le preguntasen fuera por los valores de su empresa, startup, proyecto... muy pocas veces sucede o casi nunca.

Nos perdemos en la dirección correcta, según mi opinión, porque los valores no tienen el peso específico que deberían tener en las organizaciones, proyectos, compañías... o incluso personas. Vosotros pensáis que si la confianza en la tecnología fuese un valor de la persona que conducía y que ignoró al GPS, ¿acabaría "espichado" en el medio de la rotonda?















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