Interés colectivo y mediocridad
Hace unos días os hablaba de la funcionaria hastiada que no compartía los valores en los que había derivado su empresa. Se sentía atada de manos y pies al Status Quo de la organización y todo lo que supusiese salir de la mediocridad la condenaría.
Realmente pensé que yo estaba cruzando la línea... Es cierto que mi sinceridad es simultáneamente mi mayor defecto y virtud, seguramente que forma parte de mi marca personal.
Pensaba que me estaba adentrando en un territorio chungo, pero chungo de verdad... pero a nadie le ha sorprendido en absoluto, de hecho ni un sólo comentario... O es que todos estabais menos atentos que yo cuando voy a casa de mis padres y están viendo Tele5, o es que incluso podéis llegar a estar de acuerdo con la funcionaria hastiada.
Pero que opininaríais de un miembro del equipo de una empresa privada que pretendiese anteponer sus necesidades a la cultura de la compañía. Que practicase la postura del "Non",... la que valorase la propuesta no por su contenido sino por quien la presenta. Que pusiese en boca de los demás sus pensamientos, intentando que se desate la tormenta en un clima laboral que a la organización le gusta cálido.
Es evidente que los líderes están fallando porque no son capaces de inspirar a estas personas, pero también es evidente que estas personas no comparten los valores ni la cultura de la compañía, por lo tanto mucho menos la Misión y la Visión.
De vez en cuando las organizaciones deben salvaguardar el interés colectivo y proteger a la organización para que la mediocridad no se extienda por toda la compañía. No se trata de un síntoma de debilidad sino de inteligencia...
En este caso el adjetivo hastiado se ha cruzado de lado pero es igual de desdeñable.
Anxo Vidal
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