Jugar a ganar, Jugar a no perder


Para nada soy un experto en conducta humana, para nada soy un experto en gestionar emociones y sentimientos, para eso ya tengo un Plan de Negocio a medias bautizado "Gestoría de Emociones S.L."...

Pero puedo prometer y prometo que podemos distinguir dos grupos de individuos.

Por un lado están los que salen a ganar y al otro lado del cuadrilátero se sitúan los que salen a no perder.

Si hacemos una anología deportiva seguramente nos es más fácil hacer la división con claridad. Frente a aquellos equipos  que buscan la victoria incansablemente y no se rinden hasta el pitido final, se encuentran los que no arriesgan, los que esperan al fallo del rival, los que no les gusta tomar la iniciativa y se sienten más cómodos esperando el fallo del de enfrente para aprovechar una  oportunidad y disponer de su minuto de gloria... Si no llegan tampoco se frustran.

Hay rasgos y sesgos que marcan la diferencia y se acentúan entre unos y otros. Los que salen a no perder se caracterizan por:

- Ser menos proactivos: acostumbran a ir al rebufo y a no llevar la iniciativa ni el control de la situación.

- Cuando se les acusa de pesimistas defienden el realismo con expresiones tales como:

- "Yo no soy pesimista... Soy realista".
... Aunque en alguna ocasión parezca más bien un realismo mágico.

- Practicar el excusismo: acostumbran a explicar muy bien porque las cosas salieron, salen o saldrán muy mal. Es decir, son seguidores devotos del "excusismo" como corriente vital. 

- Comen en la misma mesa que los "No sé si..." Mostrando una inseguridad con la que pretende justificar un resultado no acorde a las expectativas. 

- Conformistas por naturaleza: les basta y sobra con alcanzar el PMV (Producto Mínimo Viable)  y de ahí no se despegan ni a calderazos de agua caliente..., se pegan como lapas. Él empate les vale ya antes de salir de la caseta.

En el lado opuesto se sitúan los inconformistas, a los que no solo les vale con un buen resultado sino que además hacerlo bien es condición indispensable. Algunos de ellos muchas veces ya se pasan con las florituras, parecen el "Maradona de Viveiro" que se hartaba de dar toques con la pelota sin moverse del sitio con una seguridad pasmosa. 
Su optimismo roza en ocasiones también el realismo mágico, pasándose de frenada. Estos sustituyen las excusas por la razones más o menos acertadas, pero razones.

Dentro de los conservadores que salen a no perder, en el lado más extremo situamos a aquellas personas o grupos de personas que solo valen para visitar enfermos en hospitales y acudir a funerales, además se mueven como peces en el agua. Puede parecer más que fuerte, pero os aseguro que existen. Para ellos todo son dificultades, todo es difícil, todo son problemas difíciles de abordar. Inconscientemente sus conversaciones suelen ceñirse a lo negativo que ellos o otros personas han tenido que afrontar en los últimos días. Casi nunca rinden homenaje a sus éxitos (porque no los saborean) o a los de sus conocidos. Todo es gris y a poco que se mueva ya se convierte en negro. Por dentro siempre van vestidos de luto... Solo les falta el paño a la cabeza.

Sigo pensando en el modelo de gafas que elijamos. Deben sentarte bien pero además permitirte ver con claridad... Las de culo de vaso ya no se llevan...

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